comer emocional

COMPASIÓN Y COMER EMOCIONAL

¿Qué es el comer emocional ?

Comer emocional o hambre emocional son términos que se refieren a comer cuando en realidad no tenemos la necesidad de nutrir nuestro cuerpo, sino que lo que intentamos es nutrir otras necesidades como la compañía, la conexión, el descanso, la aceptación o el placer.

Detrás de estas necesidades suele haber emociones como la tristeza, el estrés, la soledad, sentirnos sobrepasadas, enfadadas, etc…y comemos para evitar sentir el dolor de esas emociones… ¡y lo hacemos porque funciona!

Así que no te sientas mal por ello ya que detrás del comer emocional hay una explicación biológica.

Ciertos tipos de alimentos, como el azúcar o las grasas nos hacen sentir mejor porque evolutivamente los hemos necesitado para sobrevivir. El placer al comerlos es el mecanismo que la evolución ha ingeniado para buscar este tipo de alimentos.

Cuando conectamos ese placer con la supresión de un estado de ánimo o emoción que experimentamos como desagradables, aprendemos de forma automática que la comida puede ser una buena herramienta para gestionar las emociones y acabamos haciendo de ello un hábito.

Todos comemos emocionalmente, yo he comido emocionalmente, sobre todo cuando era jovencita,  y lo sigo haciendo hoy en día.

Después de comer siempre me tomo un trozo de chocolate negro, me relaja y me hace sentir genial. ¡Pero no siempre he tenido tanta consciencia de mi comer emocional!

Relación entre el comer emocional y la culpa

Como seguramente sabrás, la gran cuestión es cuándo el comer emocional nos impide cuidarnos como nos gustaría.

Si alguna vez has comido emocionalmente sabrás que comer emocional nos puede hacer sentir después peor físicamente, pero sobre todo emocionalmente.

Al amainar la tormenta lo que aparecen son la culpa, la vergüenza y la autocrítica en forma de «hay algo incorrecto en mi por no ser capaz de controlar con la comida». La gran cuestión es que este gran malestar emocional  se pueden convertir en sí mismo en otro desencadenante del comer emocional incluso aún más doloroso, perpetuando el ciclo comer-malestar-comer-malestar.

Además, esa culpa o vergüenza nos pueden conducir a compensar la conducta de comer emocional haciendo dieta, saltándonos comidas o haciendo sobre-ejercicio, conductas que no solo no ayudan, sino que acaban aumentando nuestro deseo/urgencia por comer.

Es aquí donde entra el componente de la compasión, cuando aparecen todas esas voces críticas acusatorias y esas emociones dolorosas.

La compasión es la motivación que tenemos los seres humanos a aliviar el sufrimiento, tanto de los seres que nos rodean como nuestro propio sufrimiento.

Si después de comer emocionalmente somos capaces de ser comprensivos y amables con nosotras mismas, entendiendo cómo funciona nuestro cerebro y nuestras emociones, podremos empezar a romper el ciclo comer-malestar-comer-malestar.

Varias investigaciones evidencian el rol de la compasión como un factor protector contra una imagen corporal pobre y lo asocia directamente con un menor nivel de  patología asociada a la alimentación.

Pero para empezar a ser compasivos con nosotras mismas, es importante entender que no somos culpables de nuestro comer emocional.

Tal y como apuntaba, hay una explicación biológica, pero hay muchos otros factores que propician nuestro comer emocional: los patrones aprendidos (por ejemplo, cuando nuestros padres nos premiaban con comida cuando llorábamos), la dificultad de gestionar emociones (si no nos han enseñado a ello), un cerebro al que le encantan los hábitos, etc…

Comprender esto nos colocará en un mejor lugar para interrumpir ese ciclo comer-malestar-comer-malestar.

Por tanto, comemos de forma emocional no porque no tengamos fuerza de voluntad, ni porque seamos débiles o estúpidos. Esas creencias no solo perpetúan nuestro comer emocional sino que minan nuestra autoestima.

Como siempre les digo a mis acompañadas y me he dicho  a mí misma muchas veces, no hay nada mal en ti, no lo has hecho mal, tal solo pregúntate: ¿dónde estaba mi consciencia en ese momento?

Si  podemos parar en ese momento y reconocer todo esto, estaremos estableciendo el primer paso para romper ese ciclo comer-malestar-comer-malestar.

¿Cómo podemos empezar a tratarnos de forma más compasiva cuando comemos emocionalmente?

El primer paso es parar, reconocer y aceptar.

Entender que el comer emocional en el fondo está movido por  la intención de estar bien, de sentirnos mejor en ese momento, y que eso es humano, que es lo mejor que lo hemos sabido hacer en ese momento.

Tal y como explicaba, no somos culpables de la mayor parte de las respuestas que damos porque estas son frutos de los condicionamientos, y llevar comprensión a esto es el primer paso para liberarnos del trance de la no valía.

Puedes decirte: ¡Claro, esto no es fácil, entiendo por qué lo he hecho!

El segundo paso es llevar compasión.

Una vez hemos parado, reconocido y aceptado lo que ha pasado, podemos llevar compasión, amabilidad, comprensión y cariño a todo lo que surja.

Cada vez que pienses que has fallado, visualízate como un niño pequeño que está aprendiendo a ir en bicicleta: ¿le críticas y le avergüenzas, o le animas a continuar, a que tenga paciencia, a que se dé cuenta de que lo está haciendo lo mejor que sabe?  ¿Crees que se sentiría motivado a seguir intentándolo si le dijeras que es un fracasado, que ha vuelo a fallar, que no sirve para eso?

Éstas pueden ser palabras muy duras, pero examina qué es lo que te dices en a ti misma cuando sientes que has fallado,  seguramente no estará muy lejos de esto.

¿Cuál de las dos formas de tratarte crees que te motivará más a seguir mejorando?

Cómo nos tratamos a nosotras mismas tiene una fuerte influencia en nuestras emociones, en nuestras hormonas y por ende en nuestra conducta.

La próxima vez que te sientas mal porque has comido emocionalmente, prueba a decirte: lo estoy intentando, entiendo que esto es difícil, que es doloroso. Prueba a decirte cosas amables, bonitas y palabras de ánimo, igual que si consolaras a tu mejor amiga a un niño que está sufriendo.

La voz compasiva es la voz del autocuidado, es la voz que nos ayuda a avanzar en la vida como una madre o un padre lleva de la mano a su hijo, animándolo y consolándolo cada vez que se cae.

La práctica de la autocompasión sin duda puede ayudarte a cuidarte mejor, a salir del ciclo dieta-descontrol, a mejorar tu autoestima y cómo te relacionas contigo misma y con tu cuerpo.

Y el tercer paso es  investigar qué es lo que ha pasado o está pasando.

Llevar una atención curiosa y sin juicio a lo que está pasando te permitirá abrir un espacio para investigar cuáles son tus necesidades reales cuando comes emocionalmente.

Después de parar y llevar compasión y amabilidad, puedes preguntarte:

  • ¿Qué es lo que realmente necesitaba en este momento?
  • ¿A qué parte de mi vida tengo que prestarle atención?
  • ¿Cómo puedo intentar cuidarme mejor la próxima vez que me encuentre en una situación que me suele llevar a comer emocionalmente?

Como les digo a las participantes de mis cursos, comer de forma emocional es la señal que nos envía nuestro cuerpo y nuestra mente para recordarnos que hay algo en nuestra vida a lo que no le estamos prestando la suficiente atención. Tal vez necesitemos descansar más, o buscar más espacios de ocio y disfrute, tal vez nos sentimos estresados o incluso incapacitados para expresar nuestro enfado. Si encuentras mucha dificultad en descubrir cuáles son esas necesidades insatisfechas, no dudes en recurrir a un profesional que te pueda ayudar.

La práctica del mindfulness te puede ayudar a darte cuenta de cuáles son esas necesidades insatisfechas.

Aprender a llevar una consciencia con aceptación y sin juicio a nuestra experiencia, a nuestros pensamientos, emociones y sensaciones físicas nos ayuda a crear espacio de autocuidado dónde poder responder en vez de reaccionar sin quedarnos atrapados en ese trance de no valía o de fracaso.

¡Así que te animo a que la practiques la autocompasión, aunque al principio te cueste, ser amable contigo mismo es el mejor regalo que te puedes hacer!

Si quieres saber más, te invito a que escuches en este podcast la entrevista que me hizo Ana Arizmendi sobre autocompasión y comer emocional: Alimentación y compasión por Mireia Hurtado.

O a que a que leas este post:  La importancia de la Compasión cuando practicamos Alimentación Consciente.

Mireia Hurtado. Psicóloga, técnico en dietética y nutrición y especialista en Alimentación Consciente, Mindfulness y Compasión.


Espero que este artículo te haya resultado interesante. Si crees que necesitas más ayuda para poner paz a tu relación con la comida y cuidarte sin dietas ni restricciones, estaré encantada de explicarte cómo te puedo ayudar. 

SOLICITAR ENTREVISTA

REFERENCIAS:

  • Adams, C. E., & Leary, M. R. (2007). Promoting self-compassionate attitudes toward eating among restrictive and guilty eaters. Journal of Social and Clinical Psychology,26, 1120-114.
  • Braun TD, Park CL, Gorin A. (2016), Self-compassion, body image, and disordered eating: A review of the literature. Body Image,;17:117-3

Post relacionados

Cuándo "empujarte" y cuándo aflojarte

CUANDO «EMPUJARTE» Y CUÁNDO AFLOJARTE

Algo que me sirve siempre es preguntarme qué necesito en este momento de mi vida. Y preguntarme qué necesito es preguntarme qué necesita mi cuerpo

EMPIEZA YA

ACCEDE A MI MASTERCLASS GRATUITA

EMPIEZA POR AQUÍ Y DESCUBRE QUE UN AUTOCUIDADO FLEXIBLE Y A LARGO PLAZO ES POSIBLE.

Sal de la rueda del hámster y
empieza a cuidarte como mereces.

accede a mi masterclass gratuita

«CÓMO TENER UNA BUENA RELACIÓN CON LA COMIDA Y TU CUERPO»

DESCUBRE QUE UN AUTOCUIDADO FLEXIBLE Y A LARGO PLAZO ES POSIBLE.

Interacciones con los lectores

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *