Hoy te quiero hablar sobre algo que a menudo sentimos que nos aleja de cuidarnos como nos gustaría.
Si estás aquí leyéndome, probablemente te habrás pillado en algún momento comiendo en piloto automático, buscando comida porque sientes una inquietud dentro que no eres capaz de calmar de ninguna otra manera. Es lo que llamamos «comer emocional», utilizar la comida como forma de consuelo, evasión, distracción, …
Comer emocionalmente es el hábito de consolar nuestras experiencias difíciles con comida.
Cuando tenemos una mala relación con nuestras emociones o vivimos tan en piloto automático que no somos conscientes de ellas es normal que la mente busque vías para canalizarlas, y la comida es una de ellas.
Es importante desculpabilizar el comer emocional, todes comemos emocionalmente en algún momento, porque la comida es placer, y es humano “utilizar” ese placer para sentirnos mejor.
Quiero que sepas que, en realidad, todo el comer es emocional, porque comer se vincula desde el principio de los tiempos con disfrute, conexión, amor y muchas otras experiencias agradables.
Pero a menudo podemos sentir que ese hábito de comer emocionalmente nos aleja de nuestro autocuidado, porque no somos capaces de dejar de hacerlo, nos lleva a la culpa y a menudo se conecta con conductas de compensación que nos colocan en bucles infinitos de urgencia-restricción-más urgencia, ¿te suena?
Si sientes que ese hábito atasca tu autocuidado, quiero que sepas que como todos los hábitos se puede cambiar. Aquí te comparto algunas ideas para empezar a mejorarlo.
☘️ En primer lugar, explora con curiosidad si estás nutriendo adecuadamente su cuerpo.
A menudo podemos pensar que comemos emocionalmente cuando lo que está pasando es que tenemos hambre extrema. Si estamos influenciades por la cultura de la dieta, probablemente prepararemos platos bajos en carbohidratos o grasas, alimentos necesarios para nuestro cuerpo. Comer de todo (cereales, fruta, verduras, proteínas, grasas, …) y de forma variada y en cantidad suficiente, asegurará todo tipo de nutrientes a tu cuerpo. Explora también si tienes reglas internas respecto a la alimentación (alimentos buenos/malos, prohibiciones, pensamientos de compensación, …). Este tipo de reglas nos conducen a comer entre extremos, (pasamos del control al descontrol) y fácilmente eso se puede confundir como comer emocional como en realidad es consecuencia de todas esas reglas.
☘️ Explora cómo te relacionas con tus emociones.
Tendemos a clasificar las emociones como buenas o malas, lo que nos lleva a perseguir las buenas y huir de las malas y de ahí se deriva que muchas personas usen los alimentos para aumentar las emociones agradables (como el placer o la felicidad) o para calmar los sentimientos incómodos (como la ansiedad, la ira o la tristeza). Escribía sobre esto en mis últimas newsletters.
La práctica del mindfulness te ayudará a entrenar la habilidad de estar con las emociones y pensamientos difíciles y a ir aceptándolos como parte de la experiencia humana.
☘️ Explora tus verdaderas necesidades.
Personalmente he aprendido a acercarme a mi comer emocional como una invitación a explorar qué cosas en mi vida no estoy atendiendo adecuadamente.
Explora cómo están de equilibradas las diferentes áreas de tu vida (ocio, amistad, trabajo, familia, espiritualidad, …) y explora si puedes hacer algún pequeño cambio para vivir más de acuerdo con tus valores y necesidades. Si hay áreas de tu vida que estás descuidando (vives estresada, corriendo, sin atender lo importante para ti), es normal que tu mente busque llenar esa insatisfacción de alguna manera, y la comida es un recurso que siempre tenemos a mano pero que nunca conseguirá llenar ese vacío.
Ojalá esto que te comparto te sirva, me encantará saber si sientes te comer emocional tu atasca en tu autocuidado.
Te deseo una bonita semana
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