¿PUEDES ESTAR CONFUNDIENDO EL HAMBRE EMOCIONAL CON HAMBRE FÍSICA?
Como parte del proceso de aprender a cuidarnos mejor a largo plazo, puede ser importante tomar consciencia del vínculo entre la comida y las emociones y aprender a regular ese vínculo si sentimos que no nos ayuda a cuidarnos como nos gustaría
Comer con la intención de sentirnos mejor o calmar nuestras emociones es una experiencia natural y humana, pero puede ser algo que nos aleje de nuestro bienestar a largo plazo.
Para ayudarnos a diferenciar estas dos experiencias, el hambre física de la emocional, a menudo se explica que el hambre física aparece poco a poco y el hambre emocional aparece de repente.
Además, también puedes haber leído en artículos o redes que cuando tenemos hambre física todo tipo de alimentos nos van bien, mientras que cuando sentimos hambre emocional optamos por alimentos ricos en azúcares y grasas.
Y esto es así porque el hambre emocional es la urgencia de escapar de un desencadenante (una emoción, un pensamiento, un sentimiento, la propia urgencia, etc. ) y, en cambio, el hambre física aparece a medida que el nivel de energía de nuestras células va disminuyendo progresivamente.
Pero estas explicaciones pueden llevarnos a la confusión y a pensar que lo que se sentimos como hambre emocional es en realidad hambre física.
MI EXPERIENCIA CONFUNDIENDO EL HAMBRE EMOCIONAL CON EL HAMBRE FÍSICA
Experimenté esta confusión hace años, cuando lidiaba con mis urgencias con la comida. Pensé que tenía un problema con mis emociones y lo que realmente estaba pasando era que que estaba intentando controlar mi cuerpo. Y restringía la energía que necesitaba, no porque quisiera perder peso, sino porque no quería aumentar de peso.
Y te voy a confesar que no quería escuchar a mi cuerpo porque solía relacionar el hambre con engordar. Así que día tras día de no escuchar a mi cuerpo, de restringir o controlar los carbohidratos y las grasas, e incluso el placer, me llevó a comer en exceso como un mecanismo natural de supervivencia para compensar esa restricción. ¿te resuena esto un poquito?
POR QUÉ NO ATENDEMOS NUESTRO CUERPO
Hay varias razones que pueden llevarnos a no escuchar nuestras señales de hambre y desconectarnos del cuerpo:
- Estar a dieta para perder peso.
- Relacionar el hambre con engordar.
- El estrés
- El piloto automático y la desconexión.
- Desconexión de nuestro cuerpo por una historia de trauma.
Sea lo que sea, lo importante es darse cuenta de que no cuidar y atender adecuadamente nuestro cuerpo probablemente nos lleve a pensar todo el día en comida, e incluso nos lleve a comer en exceso o urgencia como forma de restaurar rápidamente los niveles de energía, y probablemente con alimentos ricos en azúcares y grasas, que son los más densos en calorías.
Y podemos experimentar esto como una urgencia que nos lleva a pensar que estamos sintiendo hambre emocional, cuando en realidad lo que estamos sintiendo es hambre física.
He trabajado con muchas mujeres que habían estado aprendiendo a manejar sus emociones durante años y que todavía seguían comiendo en forma de atracón o urgencia. Nunca se habían detenido a pensar que lo que realmente estaba sucediendo era que no estaban atendiendo adecuadamente las necesidades nutricionales y emocionales, de su cuerpo.
Por supuesto, como hice yo, es necesario aprender a manejar nuestras emociones de una mejor manera, pero no tenemos que olvidarnos del cuerpo.
3 CONSEJOS PARA ATENDER TU HAMBRE FÍSICA
- Haz pequeñas pausas durante el día. Haz 3 respiraciones profundas y lleva una atención curiosa a tu estómago para explorar tu nivel de hambre en una escala del 0 al 10, donde 0 es nada de hambre y 10 es muchísima hambre.
- Asegúrate de que tu hambre física no alcanza un nivel de incomodidad, por ejemplo, por ejemplo comiendo frutos secos o una pieza de fruta antes de salir del trabajo, aunque vayas a comer al cabo de poco rato.
- Explora con curiosidad si estás nutriendo adecuadamente su cuerpo. A menudo podemos pensar que comemos mucha cantidad de alimentos, pero si estamos influenciados por la cultura de la dieta, probablemente prepararemos platos bajos en carbohidratos o grasas, y esos alimentos también son necesarios para nuestro cuerpo. No importa cuán lleno esté tu estómago, si no le das a tus células lo que necesitan, seguirás sintiendo hambre. Come de todo (frutas, verduras, cereales, proteínas, grasas,…) y de forma variada para asegurar todo tipo de nutrientes a tu cuerpo.
Probablemente, para poder hacer todo esto, tendrás que empezar a revisar la relación que tienes con tu cuerpo.
Si estamos continuamente tratando de manipular nuestro cuerpo, es decir, tratando de perder peso o no aumentarlo, no nos permitiremos escuchar a nuestro cuerpo, y difícilmente saldremos del ciclo de restricción/descontrol con la comida.
Personalmente, hasta que no empecé a trabajar en mis valores y en cómo quería vivir mi vida, no dejé de tratar de controlar mi peso como una manera de sentirme mejor conmigo misma.
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