¿Puedo aprovechar el verano para cultivar mi aceptación corporal?
Para las personas que luchan con una imagen corporal deficiente, el verano puede ser un momento de ansiedad, mal humor y sentimientos de inseguridad, especialmente cuando estamos inundadas con recordatorios inútiles tipo de estar «prepara tu cuerpo para la playa». Y aunque parezca paradójico, justamente puede ser un buen momento para salir de tu zona confort y empezar al cultivar la aceptación corporal.
Hay muchos factores que influyen en la forma en que nos sentimos con respecto a nuestra apariencia, como los medios de comunicación, que pueden dañar nuestra imagen corporal al alterar nuestra percepción de lo que se supone que es la belleza. Las redes sociales también pueden ser problemáticas para nuestra confianza corporal. Ya sea que se trate de gurús del fitness en Instagram o de fotos cuidadosamente seleccionadas de amigos en Facebook que constantemente nos invitan a compararnos y a criticar a los demás. Y por supuesto, los contextos familiares y escolares pueden haber sido un plataforma de lanzamiento para las luchas con nuestro cuerpo y la comida.
Si eres alguien que lucha con una imagen corporal pobre, definitivamente no estás sola (yo he estado ahí también). La cultura de la dieta nos enseña que no somos lo suficientemente buenas como somos, tenemos que encajar en una ideal corporal y que debemos cambiar nuestros cuerpos a cualquier precio. Ésta es la razón por la industria de la dieta es un mercado que mueve millones de euros al año.
Sin embargo, lo maravilloso es que podemos empezar a desafiar esas ideas (y por qué no justamente ahora en verano), y luchar contra los ideales distorsionados que la cultura de la dieta nos enseña.
Hemos crecido en un mundo obsesionado con la dieta que considera nuestro peso, tamaño y forma como indicadores de salud, felicidad y éxito. Desafortunadamente, este engaño nos conduce a estar en lucha con nosotras, a comer de forma desordenada, a trastornos alimenticios y malas relación con el movimiento y el autocuidado en general.
Es muy difícil cultivar el amor propio y la autoestima cuando todo ahí fuera te recuerda continuamente que tu cuerpo no es correcto o que no tienes suficiente fuerza de voluntad para cuidarte.
Si esto convive con un fuerte voz crítica interna, mucha exigencia y perfeccionismo, fácilmente podemos intentar hacer del control del cuerpo una forma de relacionarnos mejor con nosotras mismas.
Sea como fuere, la relación con nuestro cuerpo es un proceso continuo. No sucede en 4 semanas y no hay un destino de amor corporal al que llegar un día. Es una relación que necesitamos nutrir y cuidar continuamente. Es por ello que a mi me gusta hablar de autocompasión corporal. Porque pasar de una relación conflictiva con el cuerpo a que me llegue a gustar puede resultar algo muy retador. Pero aceptar mi cuerpo desde una perspectiva de conducta, es decir, aprender a escucharlo, cuidarlo y atenderlo y apreciarlo por lo que me permite hacer, todo eso puede ser el primer paso en el camino.
Entonces, ¿cómo comenzamos a sanar nuestra relación con nuestros cuerpos?
Primero, te voy a explicar qué significa aceptación corporal para mi:
- Entender que no me tiene por qué gustar mi cuerpo para cuidarlo.
- Respetar y confiar en las necesidades de mi cuerpo. Nutrirlo adecuadamente sin renunciar al placer.
- Ser capaz de desafiar los pensamientos y creencias corporales negativos intentando relacionarme con mi cuerpo de forma amable.
- Aceptar que todos los cuerpos vienen en diferentes formas y tamaños
- Desafiar los ideales de perfección.
- Encontrar valor en cosas fuera de mi aspecto, forma y tamaño.
Y ahora, como te prometí, te dejo aquí los 3 consejos para ayudarte a empezar a cultivar la aceptación corporal este verano (y para siempre):
1. Ofrece respeto a tu cuerpo
Como te comentaba, no necesitas amar a su cuerpo para respetarlo y cuidarlo.
Respetar tu cuerpo significa apreciarlo por todas las grandes cosas que hace por ti. Respetarlo también es escuchar y atender las necesidades de tu cuerpo y lo que intenta decirte.
Enfocarte en lo que tu cuerpo PUEDE HACER en lugar de CÓMO SE VE, puede ser el primer paso de este proceso. Se proactiva con todo aquello que tu cuerpo te regala: aprende una nueva actividad física, ves al parque con tu familia, chapotea en el agua, juega a palas en la orilla, camina por la arena, o por caminos rurales, o por la ciudad. Aprecia lo que puedes hacer con tu cuerpo y disfruta de estar activa.
2.Sé compasiva contigo misma.
Empieza a hablarte y a tratarte con amabilidad.
Como te decía, una pobre imagen corporal muchas veces se relaciona con los mensaje críticos que recibimos de pequeñas tanto hacia nuestro cuerpo como hacia nosotras mismos.
En términos más simples, trátate como a una amiga. Empieza a notar las cosas negativas que te dices a lo largo del día y ofrezca compasión en su lugar.
Un gran ejercicio para practicar es el del crítico interno y la voz compasiva:
- Cuando tengas un pensamiento negativo, dilo en voz alta. Identifica ese pensamiento como parte de tu voz crítica interna.
- Desafía esas creencias negativas desde un lugar de compasión. Si ese pensamiento fuera expresado por una amiga que quieres y deseas que esté bien de verdad, ¿qué es lo que le dirías?
- Por último, expresa en voz alta también todo eso que le dirías al pensamiento crítico desde tu voz compasiva. Hacer este ejercicio en voz alta o por escrito puede ayudarte a poner las cosas en perspectiva y ofrecerte la oportunidad de desafiar a tus pensamientos automáticos.
COMPASIÓN EN LA PLAYA
Uno de los momentos más duros es cuando tenemos que mostrar nuestro cuerpo por primera vez , en la piscina o en la playa. Podemos experimentar vergüenza, deseos de escapar, de escondernos.
Te invito a que en ese momento practiques el ejercicio «Actuar a pesar de»:
- Toma consciencia de lo que verdad es importante para ti (disfrutar del momento, del sol, del agua, de tu familia).
- Lleva amabilidad y compasión a esos sentimientos de vergüenza corporal, porque te hacen sufrir. Puedes hacer un pequeño gesto de autoconsuelo en ese momento, como darte un abrazo.
- Anímate a ti misma a actuar y a no dejar de hacer todas esas cosas que son importantes para ti.
3.Revisa tus redes sociales
Elimina aquellas cuentas que intencionada o inintecionadamente te hacen sentir mal contigo misma, como si necesitaras cambiar quién eres o si no estás haciendo lo suficiente.
Las redes sociales pueden ser una gran cosa y también pueden ser peligrosas. Es como jugar con fuego. Poner límites saludables explorando a quien sigues, cuánto tiempo le dedicas puede ayudar a mantenerlo como una herramienta positiva.
Te animo a que lleves la atención a cómo te sientes cuando pasas mucho rato en redes sociales y que explores también cómo te sientes también cuando miras ciertas cuentas. Si te das cuenta que lo que surgen son pensamientos tipo «tengo que hacer algo…», «no soy suficiente»…, etc…, entonces tal vez esa cuenta no te esté ayudando.
En redes sociales hay cuentas maravillosas, sobre todo en instagram, que promueven la aceptación corporal.
Y recuerda, no tienes porque hacer este trabajo sola. Busca grupos de apoyo, terapeutas especializados en imagen y aceptación corporal, sigue a cuentas de insta que te inspiren y comparte en ellas tus inquietudes. Eso es muy sanador. Y como siempre, me encantará que me escribas y que me comentes qué te ha parecido este post.
Aprovecho para compartirte la información del «Taller de Aceptación Corporal, reconectando con tu esencia» que realizo una vez al año, un taller para aprender herramientas de la evidencia científica para abordar las luchas con el cuerpo y la imagen corporal.
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