Nadie nos va ahorrar el dolor emocional, pero podemos aprender a estar con él de forma que no dirija nuestras vidas.
Algo que ocurre en muchas ocasiones y sin siquiera darnos cuenta, es que lidiamos con una mente que, a pesar de tener buenas intenciones, a menudo nos causa más dolor que bienestar.
Estos días, cuando miro las noticias, desearía “que se parase el mundo para bajarme” porque el nivel de estupidez de algunos humanos cuesta de creer.
Pero el mundo no se va a parar. Y nadie nos va a ahorrar el dolor emocional, a estas alturas de la película ya lo sabemos.
Así que cuando acechan las incertidumbres, los miedos, las pérdidas, las frustraciones, el cansancio por todo lo vivido, no cabe otra que aprender a navegar entre lo doloroso. Aprender a estar con lo difícil de forma que no dirija nuestras vidas.
Pero también puede ser una oportunidad para poner foco a todo lo hermoso que nos ofrece la vida, ¿no te parece?
Sé que no es fácil, pero podemos desarrollar nuestros propios recursos, entendiendo que el bienestar no reside en la ausencia de problemas, sino también y yo diría, sobre todo, en la presencia de fortalezas y recursos para sostener los pensamientos y las emociones dolorosas que emergen en momentos difíciles.
Y a veces es muy difícil responder como nos gustaría.
Nos enredamos en nuestras emociones y pensamientos y entramos en bucles mentales que nos llevan a más sufrimiento, ¿te resuena?
Pero que cueste no quiere decir que no se pueda aprender a hacerlo diferente. No lo olvides.
Yo solía pensar que era débil porque mi emocionabilidad a menudo dirigía mi vida.
Con los años he aprendido recursos para estar con mi mundo emocional sin dejarme arrastrar por él.
Y he descubierto un núcleo dentro de mi repleto de fortalezas.
Evidentemente que lucho, que a veces me cuesta, pero sin duda la práctica de lo que te comparto aquí ha traído mucho bienestar mental y emocional a mi vida.
Y hoy quiero compartirte mi pequeña lista de recursos por si te sirve:
- Reconocer que esto es mucho. En esta sociedad nos vende que tenemos que tirar del carro sea como sea. No me extraña que nos queramos bajar de él. “Esto es mucho” es recocer nuestras luchas, nuestras dificultades, en vez de hacernos las fuertes, o hacer ver que no pasa nada. Reconocer que esto nos cuesta es conectar con nuestra vulnerabilidad y dificultad y eso, aunque parezca lo contrario, es una gran fortaleza.
- Practicar mindfulness y autocompasión. Aprender a desengancharnos de los pensamientos y emociones difíciles y llevar compasión al dolor es sin duda una de las habilidades más potentes que existen. Sé que cuesta, pero no olvides que priorizar la salud mental puede ser fundamental para el bienestar.
- Practicar la gratitud. Cuando la mente sufre y se enreda en lo difícil, tomar perspectiva y llevar la atención a todo el resto de cosas buenas que hay en nuestras vidas es otro gran recurso. Recuerda, hay más ahí fuera además de tu dolor.
- Descansar. Cuando la vida nos lo pone difícil, nuestro sistema nervioso está alterado y necesitamos cuidarnos especialmente. Descansar, mimarnos, atendernos dentro de lo posible, aunque lo conectemos con debilidad, nos va a permitir que las cosas no se compliquen aún más.
- Rodearnos de vínculos nutritivos. Buscar a aquellas personas que sean para cada una de nosotras nutrición emocional y permitir que nuestro corazón repose en el abrazo cálido de nuestros seres queridos.
Espero que algunas de mis herramientas te inspiren.
Esto es lo que a mí me funciona. No te tiene porqué funcionar a ti, pero no te lo compartiría si no supiera que hay evidencia científica que avala cada una de estas prácticas.
Nadie nos va a ahorrar el dolor emocional, pero podemos aprender a estar con él de forma que no dirija nuestras vidas.
Justamente hace unos días subí a Instagram un video sobre mi experiencia con estas prácticas estos dos últimos años acompañando en la enfermedad y el dolor.
Me encantará que lo veas y me digas qué te ha parecido. Puedes ver el video aquí.
Aprovecho para dar las gracias por la confianza a todas las participantes de mi curso mindful eating, mindfulness y compasión «Yo me cuido sin dietas».
Este curso ya está completo, pero he abierto la lista de espera para la próxima edición y las personas que están en esta lista tienen un precio especial. Puedes apuntarte pinchando aquí.
¿Tiene sentido esto para ti? ¿Cómo lidias tú con el dolor?
Me encantará leer tus palabras y todo aquello que quieras compartir conmigo en los comentarios.
Con cariño,
Mireia.
Interacciones con los lectores